En 2015 la Asamblea General de la ONU aprobaba una resolución que decidía proclamar el 11 de febrero de cada año Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Declaraba que las mujeres, que representan la mitad de la población mundial, siguen estando excluidas de participar plenamente en la economía, reconociendo que su participación en las comunidades científica y tecnológica debería reforzarse porque desempeñan un papel fundamental.
El año pasado, Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, con motivo de la conmemoración del Día, manifestaba que: “la plena igualdad de las mujeres sería la señal más segura de la civilización y duplicaría las fuerzas intelectuales del género humano”. Pero también reflejaba en su mensaje que, a pesar de los progresos que se han hecho a lo largo del siglo XX, sigue habiendo una desigualdad manifiesta que debe ser motivo de gran preocupación.
En España la Ley Orgánica 3/2007, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, surge como respuesta combativa a todas las manifestaciones de discriminación por razón de sexo que aún permanecen, con el objetivo de alcanzar la igualdad real entre mujeres y hombres, y de eliminar los estereotipos sociales que impiden alcanzarla. Contempla esta ley que las Administraciones Educativas desarrollarán entre otras las siguientes actuaciones:
a) La atención especial en los currículos y en todas las etapas educativas al principio de igualdad entre mujeres y hombres.
f) El establecimiento de medidas educativas destinadas al reconocimiento y enseñanza del papel de las mujeres en la Historia.
Sin embargo, el mayor estudio sobre la presencia de mujeres en los materiales educativos, publicado en 2015 por Ana López-Navajas, revela una media del 7,5% de apariciones de mujeres en todas las asignaturas de la educación secundaria.
La revista Science publicaba en 2017 los resultados de una investigación, elaborada en tres universidades de EEUU (de Nueva York, de Illinois y Princeton), que concluyó que la elección de disciplinas académicas por parte de mujeres y hombres parece estar influenciada por las percepciones que se tienen sobre la inteligencia. Y las niñas tienden a pensar que no son lo suficientemente listas para dedicarse a disciplinas científicas. Sinc Lin Bian, coautora del estudio, afirmaba que “los estereotipos que otorgan una mayor habilidad intelectual a los niños que a las niñas emergen muy pronto y tienen un impacto sobre las aspiraciones profesionales de las mujeres”. Andrei Cimpian, coautor del estudio, admitía que les había sorprendido encontrar esas actitudes ya a los seis años.
La Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, AMIT, Organización no Gubernamental y sin ánimo de lucro, de ámbito estatal, integrada por investigadoras y tecnólogas, es plenamente consciente de que el talento no tiene género, y de que prescindir del que podría desarrollarse en niñas y adolescentes que no eligen una carrera científica por no tener espejos en los que verse reflejadas, es una herencia cultural que no nos podemos seguir permitiendo.
Por eso, este año ha lanzado una campaña en las redes sociales, que bajo el epígrafe #No More Matildas, quiere denunciar el olvido sistemático al que han sido sometidas las mujeres científicas a lo largo de la historia. Con el objetivo de recuperar sus trayectorias, han elaborado un anexo para los libros de texto, en el que visibilizan a estas mujeres, y muestran al alumnado que la ciencia no tiene género.
Al mismo tiempo , podemos tomar en consideración la publicación Científicas en Cifras 2017, que analiza la presencia relativa de mujeres en los distintos niveles y ámbitos de la ciencia en España, con especial atención a la carrera investigadora en universidades y Organismos Públicos de Investigación. Las cifras siguen estando lejos de las deseables. Nos muestran que todavía es muy escasa la presencia de mujeres en los cargos de gobierno, y que se mantiene el techo de cristal en la carrera investigadora. Se da la circunstancia de que, aunque el 55% de los títulos universitarios los obtienen mujeres, solo ocupan el 20% de los puestos de liderazgo en la carrera científica.
Una investigadora pionera, que introdujo la biología molecular en la ciencia española, Margarita Salas, manifestaba, en una entrevista, la complejidad de ser mujer en un campo como la Ciencia. Hablaba de sus comienzos difíciles, ya que en los años 60 se creía que las mujeres no tenían capacidad para la investigación, y contaba que cuando empezó a hacer su tesis doctoral, para su director de tesis era invisible. Con todo, la patente del descubrimiento de Margarita Salas ha sido la más rentable para la Ciencia en España.
Desde la Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical queremos manifestar nuestro compromiso con la lucha por la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y de las niñas, contribuyendo a lograr su acceso y su participación plena y equitativa en la ciencia, y recordando, cada 11 de febrero, que la participación de las mujeres y las niñas en las comunidades científica y tecnológica debe fortalecerse.