NAVEGANDO EN LA TRISTEZA

Y se fueron sin más las golondrinas

Cuando el miedo levantaba sus trincheras.

La tarde declinaba en sonoros aplausos

para minimizar la soledad impuesta.

Enjaulados como pájaros

veíamos avanzar la primavera

Por los balcones de nuestro barrio.

El presente se deshilachaba

en noches de insomnio,

temor de contagio

y días rutinarios sin alegría.

Tuvimos que aprender a

volar sin alas

a sonreír con los ojos

a besar sin labios,

en un mundo confinado del mundo,

de calles vacías,

de vidas desechas,

de muerte sembrada en las palabras.

Navegando en la tristeza,

la esperanza quería hacerse hueco

entre el anaranjado de la tarde

Y el resplandor de la luna,

como una caricia deseada

en nuestra piel olvidada.