Es sabido que el acceso a la función docente es igual para mujeres y hombres en criterios de igualdad, mérito y capacidad, pero, por otro lado, a la hora de impartir clase y situarte delante de treinta (si no más) alumnos y alumnas, no siempre es igual para ambos colectivos.
Mi experiencia me ha mostrado, a lo largo de más de diez años, que un grupo de alumnado suele responder más rápidamente a la autoridad de un profesor hombre, casi por el hecho de su apariencia masculina y, en cambio, ese respeto no nace tan espontáneamente si se trata de una mujer. En este sentido, a una mujer le cuesta mayor esfuerzo hacerse respetar. Pero incluso si al hecho de ser mujer le sumas el de ser joven la combinación se complica aún más de cara a la sensación de autoridad que se irradia hacia el alumnado.
¿Por qué existe esta diferencia de sensación de autoridad entre hombres y mujeres y por qué está tan generalizada? Una de las respuestas a estas preguntas es tan sencilla como mirar en la RAE y ver que en la definición de “sexo débil” aparece como acepción: “conjunto de mujeres” y en la definición de “sexo fuerte” aparece “conjunto de hombres”. Hace poco años la RAE añadió que, en el caso de la acepción que se refiere a las mujeres en la definición de “sexo débil”, ésta tiene un carácter despectivo pero, a pesar de esa matización, han sido años y años de dar por sentada esa afirmación, por lo tanto el calado en la sociedad es profundo. Este es sólo uno de los motivos dentro de una estructura social tejida sobre las bases del patriarcado donde, generalmente, el hombre manda y la mujer obedece, donde el hombre encarna el espacio público y la mujer el privado, donde el hombre ostenta puestos de poder y la mujer de sumisión,…. Entonces, ¿cómo puede extrañarle a alguien que el alumnado aún responda diferente a unos y a otras?
La imagen de autoridad de la docente se irá haciendo más fuerte al tiempo que se potencie en la sociedad ya que lo que ocurre en un centro escolar es una muestra en calidad de espejo de lo que acontece a nivel social. Como afirma Marcela Lagarde: “Las causas feministas son colectivas y no pueden lograrse individualmente. Si una mujer cambia, cambia ella, pero si cambiamos todas, cambia el género”.
Por todo ello, hoy debemos seguir levantando nuestras voces convencidas de que el futuro sólo puede tener una opción, ¡ser feminista!
Por nuestra parte, el STE realizamos cada año un calendario coeducativo “Tiempo de mujeres, mujeres en el tiempo”, el actual está dedicado a las mujeres escritoras, muchas de ellas sin alcanzar el éxito merecido por el hecho de firmar sus obras con un nombre de mujer. Puedes acceder a nuestro calendario…