La crisis sanitaria que estamos viviendo ha aumentado la carga de trabajo en las mujeres. El confinamiento más severo tuvo un gran un impacto en la brecha de género debido principalmente al teletrabajo, pero tristemente esta sombra es alargada.
A pesar de que las mujeres estén trabajando desde sus casas, se aumenta la carga de trabajo doméstico, es decir, se suma a lo que ya normalmente desempeñan como cocinar o planchar, el cuidado de la familia. Esta situación tiene que ver con un rol de género que, debido a un cultura patriarcal, asocia a la mujer con la responsabilidad sobre niños/as, mayores, personas enfermas y personas con alguna discapacidad. Más allá del poder adquisitivo o de la clase social a la que se pertenezca, las tareas del hogar y de los cuidados tienden a recaer sobre las mujeres.
Si nos vamos a América latina escuchamos el concepto triple jornada laboral, que define a las numerosas mujeres que, además de su participación en el mercado laboral, y de asumir los cuidados familiares, participan en asociaciones, grupos de apoyo vecinal o movimientos sociales. Aunque el concepto se acuñó allí, en nuestro país también lo podemos contemplar como real.
A lo descrito, se le une la alta probabilidad de agravar, o incluso desarrollar, trastornos como la depresión y la ansiedad, las cuales en Europa las sufren mayoritariamente la población femenina, debido a esta gran carga psicológica y presión diaria. En España, los datos de la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) apuntan a que un 22% de mujeres (frente a un 9,4% de hombres) asegura haber sufrido ataques de ansiedad desde que comenzó la pandemia.
Un simple dato que puede ser aclaratorio, pero que es muy significativo, es que participación femenina en el mercado laboral era de casi un 46% a fecha de 2020 (Fuente: es.estadista.com). Sin embargo, en ramas de la administración pública, como los cuidados sociales, educación, las mujeres representan más del 60% de la fuerza laboral en todo el mundo. Concretamente, en educación las mujeres en Castilla-La Mancha representan alrededor del 70% Significa que las mujeres son un elemento altamente representativo del mundo laboral y, a pesar de ello, las tareas del ámbito familiar siguen teniendo nombre de mujer, se trabaje dentro o fuera de casa.
Esta incesante actividad, asumida como propia, supone que las mujeres tengan poco tiempo para sí mismas, para formarse o implicarse en su trabajo remunerado y poder ascender (véase el artículo sobre el techo de cristal, mes de mayo). En este sentido, queda claro que el ocio y el descanso pasan a un plano misterioso difícil de alcanzar para las mujeres.
En resumen, la crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto la importancia del cuidado de las personas, del bien común y del apoyo mutuo, pero estos valores no pueden brillar únicamente de la parte del feminismo. En este sentido, necesitamos políticas feministas para salir de esta crisis, que es doble en el caso de la mujer.
Un ejemplo de lucha son las mujeres de nuestro calendario coeducativo “Tiempo de mujeres, mujeres en el tiempo”, este año dedicado a las mujeres escritoras, muchas de ellas sin alcanzar el éxito merecido por el hecho de firmar sus obras con un nombre de mujer. Puedes acceder a nuestro calendario…